Desde el interior abierto, la emisión de luz traspasa los ventanales y llega hasta el patio exterior, el lugar habitable donde la vida simplemente transcurre.
La sutil intervención en el muro descubre su esqueleto de acero y atraviesa los paramentos hasta exponer lo oculto, lo imperfecto, lo humano del espacio. Su inhabitabilidad.
El proceso de armado necesita tres días de actividad en el sitio.